miércoles, 3 de noviembre de 2010

The Invisible Man.


Timido, callado..., "invisible", como le llamó John Lennon en Rolling Stone. Pero George Harrison era más que eso : era un "sufridor" nato. !Qué mayor prueba de ello que su mejor amigo le levantase la esposa y él se tragase el anzuelo sin decir ni pío pero con la procesión por dentro! ¿ Y en los Beatles ? Pues todo un campeón de la resistencia anímica. Ahí es nada, verse en el mejor grupo del mundo y no poder levantar el brazo ni para ir al servicio. Siempre los egos de Paul y John taponándole iniciativas y, lamentablemente, canciones.
Desde que metió Don't Bother Me en el segundo álbum del grupo, With The Beatles, Harrison dió señales de sus excelentes condiciones para componer, amén de su pericia para tocar la guitarra. Luego, después de aportar gloriosos títulos como I Need You o Taxman, cuando entregó canciones como Something, Here Comes The Sun o ese prodigio de la sensibilidad que todavia sigue siendo While My Guitar Gently Weeps sentenció definitivamente sus capacidades para la creación. Pero ni caso. "John y Paul eran demasiado protagonistas y absorventes" se lamentaba en el 1987 en una entrevista que concedió a El País Semanal. En el momento oportuno, sin embargo, no hubo la más minima queja. Y eso que se le veía sufrir como un búfalo herido. "Compongo canciones buenísimas y estos cabrones me taponan como una botella de cava" debía pensar para sus adentros.
Pero eso, sólo para sus adentros porque lo que es públicamente nunca dió la menor queja aun cuando en su rostro llevara las rojeces propias de una caldera a punto de explotar.
Y explotó, claro
Cuando los Beatles se disolvieron enseguida enseñó sus cartas -- las mismas que tan apenas le dejaron barajar sus codiciosos colegas -- publicando ni más ni menos el primer triple álbum de la historia del pop donde se vació por completo con tan grandiosas canciones como Wah-Wah, What Is Life o My Sweet Lord, ésta última, una de las mejores canciones que se hayan escrito en la historia de la música pop, pese al penalizado pero incosciente plagio.
Aquel triple álbum, All Things Must Pass, fué el desahogo brutal de Harrison, su revancha particular ...


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